02/12/2013

Lisboa resquebrajada

In La Razón, 1 Dezembro 2013 | Mª Ángeles Fernández y Jairo Marcos

La decadente coquetería de la capital de Portugal es la seña de identidad que la diferencia del resto de metrópolis europeas.

La decadente coquetería de la capital de Portugal es la seña de identidad que la diferencia del resto de metrópolis europeas: infinitos adoquines crudos en rúas que suben y bajan y que vuelven a subir (y a bajar), azulejos en incólumes fachadas rotas, junto a puertas y ventanas tapiadas en casas art decó o modernistas, grafitis para disimular el desamparo de las viviendas apuntaladas.



La luz de Lisboa mezcla el olor a pescado asado con los lamentos del fado, en una instantánea incompleta sin las docenas de edificios abandonados que brotan por doquier. Las calles lisboetas son un encanto para los (sin)sentidos. La decadente coquetería de la capital de Portugal es la seña de identidad que la diferencia del resto de metrópolis europeas: infinitos adoquines crudos en rúas que suben y bajan y que vuelven a subir (y a bajar), azulejos en incólumes fachadas rotas, junto a puertas y ventanas tapiadas en casas art decó o modernistas, grafitis para disimular el desamparo de las viviendas apuntaladas. Los carteles anuncian obras de rehabilitación que nunca terminan porque no empiezan. Una metáfora de lo hecho y lo que queda por hacer. De lo que fue y de lo que es. Lisboa. Ciudad resquebrajada.
La capital más occidental de Europa, la misma que observa la desembocadura del río Tajo, suma casi 5.000 edificios vacíos, mientras que los predios en mal estado de conservación son más de 8.000, de 57.000 que se levantan en la ciudad. Estas cifras no pasan desapercibidas para una población autóctona de apenas medio millón, sazonada y rejuvenecida, tanto por turistas como por los miles de estudiantes llegados de todos puntos del viejo continente, gracias principalmente a las becas Erasmus.
“Existen varias razones para la profusión de edificios abandonados en la capital, como por ejemplo el envejecimiento de la población que habitaba tradicionalmente en la zona centro”, explica la arquitecta lisboeta Ana Barros. El 24 por ciento tiene más de 65 años, mientras que alrededor del 20 por ciento de los edificios capitalinos fueron construidos antes de 1919, uno de los porcentajes más altos del país, según el censo de 2011, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística. La ecuación es muy simple de aterrizar con un pequeño paseo. Cualquier punto del centro de la ciudad sirve para el experimento: sea donde sea que comience la caminata, no escasean los edificios completamente abandonados o en estado deplorable. Uno de cada diez, cosa de números.
Sucede, por ejemplo, en Marqués de Pombal, la enorme rotonda que distribuye el tráfico de toda la urbe y que conecta directamente con poblaciones vecinas, en las que viven un millón y medio de personas, muchas de las cuales acuden a diario a trabajar a la capital. Las paradas para fotografiar fantasmas urbanos, esqueletos de hormigón y ladrillo, son constantes. Los datos de la Cámara Municipal de Lisboa de 2009, los últimos publicados al respecto, indican que existen 2.812 inmuebles parcialmente vacíos y 1.877 totalmente vacíos. De ellos, más de 3.000 son de particulares o de empresas privadas, mientras que por encima de 300 tienen carácter municipal. “Los edificios abandonados cambian la imagen de la ciudad a peor”, apunta Paulo Ferrero, fundador del Fórum Ciudadanía Lx, un blog que tiene como objetivo aplaudir y chillar, acusar y proponer todo lo que pase, bueno o malo, en la capital lusa. “Son un constante dolor de estómago”, enfatiza. Una apelación a los sentidos.


Un escenario posbélico
La guerra no pisa Portugal desde hace décadas. Neutral durante la Segunda Guerra Mundial, la pacífica Revolución de los Claveles cerró en 1974 una de las dictaduras más largas (48 años) de Europa occidental. Pero el aspecto de su capital bien parece de posconflicto. El paso del tiempo y la inacción han causado casi tanto deterioro como una contienda bélica. El señorío de la que otrora fue la capital de un gran imperio ultramar (además de Brasil, Portugal tuvo colonias africanas, en el Golfo Pérsico y en el sudeste asiático) y ciudad de la que partían aventurados navegantes que, entre otras cosas, rodearon por primera vez África, comparte hoy espacio con el óxido, el desaliño y las dentelladas del descuido que padecen en sus azulejos característicos. “Lisboa es hoy una ciudad sucia. No sólo porque haya basura, sino también por el abandono de varios edificios. Esta situación está dando lugar a la aparición de ambientes degradados”, afirman los miembros de la bitácora Pensar Lisboa.


El abandono se sustenta en razones muy diversas. “El problema de las particiones entre herederos, los complejos requisitos y la burocracia de la Cámara Municipal respecto a los proyectos de construcción y reconstrucción, los inquilinos de escasos recursos que pagan rentas bajas a dueños que no tienen capacidad económica para recuperar el patrimonio, la gran especulación inmobiliaria, ya que el precio del metro cuadrado en Lisboa es dos o tres veces más caro que en los municipios contiguos”, enumera Barros.
Los propietarios también han cambiado respecto a los de hace tres o cuatro décadas. Hoy mandan las grandes inmobiliarias, que potencian la especulación o el abandono frente a la rehabilitación. Recuerda Ferrero que el problema no es nuevo y que fue a partir de la década de los 80 cuando comenzaron los desalojos masivos y la demolición de muchos edificios de la belle époque y de art nouveau. “Son edificios interesantísimos, los menos protegidos y cada vez más raros”. Un patrimonio construido a finales del siglo XIX y principios del XX, de poca altura y con elementos decorativos muy característicos, pero caros de mantener. “Son apetitosos”, sostiene el fundador del Fórum Ciudadanía Lx.
El estado de abandono y apuntalamiento de la ciudad genera controversias y debates constantes. En las recientes elecciones autonómicas, en las que el socialista Antonio Costa volvió a conquistar al electorado, el Bloque de Izquierdas propuso la creación de un impuesto que penalizara a los propietarios que mantienen edificios vacíos fuera del mercado, lo que supondría la recaudación de más de 1.000 millones de euros (algo más de 10.000 millones de bolivianos) en todo el país. “Los principales propietarios de Lisboa ya no son los tradicionales, son la banca, los seguros y los fondos inmobiliarios que poseen un gran número de edificios y viviendas y, por tanto,  controlan el precio de mercado”, aseveró el candidato a la cámara lisboeta por esta plataforma, João Semedo.
Siete colinas juegan con la orografía lisboeta. Y otros tantos conceptos pueden servir para definir desde el punto de vista arquitectónico y urbanístico la ciudad. Callejuelas retorcidas con principio, pero sin fin en Mouraria y Alfama, los barrios árabes y medievales; calles rectilíneas y plazas cuadradas dibujadas milimétricamente con escuadra y cartabón en Baixa, construida tras el devastador terremoto de 1755 y el posterior tsunami; comercios y locales de ocio, bares y restaurantes entrelazados por igual en el Barrio Alto y Chiado, con rincones emblemáticos de paseos imprescindibles; los edificios manuelinos de Belem y su abertura al Tajo como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; los puentes, la estatua de Cristo Rey (la imitación del Cristo del Corcovado de Río de Janeiro), Monsanto cual pulmón verde; la Lisboa del siglo XX con su Ciudad Universitaria, su aeropuerto y sus largas avenidas; y la Lisboa del siglo XXI con toques del arquitecto Santiago Calatrava en el Parque de las Naciones, que acogió a la Expo’98. Y en todas las esquinas, prácticamente sin excepción, la incorregible huella del tiempo. Tan palpable. Tan visible.


Inversión y desprendimiento
Sólo en la Avenida da Liberdade, unade las arterias principales y el equivalente a El Prado paceño, resulta sencillo contabilizar 15 edificios resquebrajados. La firma de lujo francesa Cartier abrió hace poco su tienda en el número 240 de este bulevar. La rehabilitación del edificio, pintado de color granate a imagen y semejanza del siglo XIX, supuso una inversión de diez millones de euros (cerca de 100 millones de bolivianos). En la inauguración de las obras, un responsable municipal reconoció que la crisis está impidiendo la inversión en la ciudad. Y es que, las mayores novedades al respecto son privadas, muchas de ellas extranjeras. Recientemente, el grupo alemán Deka Immobilien compró un edificio por 43 millones de euros (algo más de 400 millones de bolivianos), según Financial Times, la mayor operación de compra en el mercado inmobiliario portugués desde 2009.


La inversión pública da alguna que otra señal de vida, aunque a cuentagotas en un contexto de crisis. La iniciativa Invest Lisboa mantiene abierto un consultorio para llevar a cabo un informe técnico y gratuito, mediante el cual los dueños de los edificios abandonados en la zona histórica de la capital encuentren la mejor rentabilidad a través de colocación en el mercado de los inmuebles, vía alquiler o venta a diferentes compañías. Se trata, dicen sus responsables, de generar nuevas inversiones, puestos de trabajo y oportunidades de negocio.
Pero lo cierto es que el Ayuntamiento ha decidido deshacerse de parte de su patrimonio. La hemeroteca de Lisboa acaba de cerrar sus puertas en Barrio Alto porque el edificio que ocupaba “necesitaba una inversión voluminosa” para su rehabilitación, según el alcalde. Los ejemplos sobran: la municipalidad acaba de subastar 24 edificios con precios un 30 por ciento por debajo del valor de mercado. Las ventas se encajan dentro del programa Reabilita primeiro paga depois (Rehabilita primero, paga después), creado en 2012 con el objetivo de vender edificios municipales vacíos en mal estado, con la única obligación expresa de llevar a cabo obras de rehabilitación con todo tipo de ventajas fiscales.


Leyes incumplidas
Las iniciativas para rescatar a Lisboa del apuntalamiento han sido muchas: Recria, Rehabita, Recriph, Solarh…. “Se han creado algunos incentivos y algunas buenas intenciones, pero en la práctica no se traducen en soluciones. La mayoría de ellos no se han aplicado plenamente por falta de publicidad, por falta de conocimiento de la fiscalidad, la extensa burocracia requerida, y por una banca especulativa que animó más a comprar que al arrendamiento tradicional”, enumera la arquitecta Ana Barros. Desde Fórum Ciudadanía Lx tienen una opinión similar: “Tenemos unas leyes muy bien hechas, pero nadie las hace cumplir. Por ejemplo, un propietario está obligado a hacer el trabajo de conservación cada ocho años, pero las multas son bajas y la Cámara no tiene el dinero para hacerse cargo de los edificios. La culpa esencial es la de todos los que pensaron que es mejor que tener su propia casa que una alquilada. Una cuestión de mentalidad”.


La estética del abandono provoca otros problemas más allá de los meramente visuales, como los incendios o los derrumbes, algo habitual en época de lluvias. El portal tretas.org destaca en este sentido la total ausencia de condenas a propietarios, así como que nunca se han pedido responsabilidades al Ayuntamiento por falta de supervisión, por lo que es de suponer que es la Cámara de Lisboa la que “soporta económicamente” estos incidentes. Esta web también denuncia que el Ayuntamiento, en lugar de reparar edificios propios para instalar actividades municipales, opta por la renta de inmuebles ajenos, lo que supone un gran desembolso de dinero público. Entre bohemia, multiculturalidad y tradición, entre postales que parecen bélicas y espectros de una vida mejor. Entre ancianos mirando quietos desde sus ventanas y entre balcones tapiados. Entre rincones costumbristas y esquinas inverosímiles. Entre calle arriba y calle abajo, con el fado, esa expresión de música portuguesa tan melancólica, siempre de por medio. La imagen de Lisboa discurre entre la evocación y la dejadez. Eso sí, con una luz cautivadora, un olor apetitoso y unos sones nostálgicos. Los (sin)sentidos, en Lisboa, están resquebrajados.

20 comentários:

Anónimo disse...

Isto tem de chegar à secretária do Sr. Presidente da CML e principalmente à do seu vereador Salgado - o grande responsável pela descaraterização de Lisboa nos últimos anos e daquelas que hão de vir. Denúncia internacional! Que não pare por aqui.

Anónimo disse...

Ou como Mª Ángeles Fernández y Jairo Marcos de La Razón sabem infinitamente mais que os parvajolas da Monocle.

JOÃO BARRETA disse...

Já tinha jurado a mim mesmo não comentar "comentários" provenientes de anónimos, mas ... é confrangedor que haja quem venha, e sob a capa do anonimato, dar o seu apoio e razão a artigos deste género que apenas difamam Lisboa. As fotos são verdadeiras, é certo, mas os conteúdos de boa parte do texto são bastante ofensivos e ... "tendenciosos". Comparar a Monocle e a publicação Boliviana será legítimo, mas sempre vos digo que "artigos pagos" há para todos os gostos. E por aqui me fico !!!!!!!

Anónimo disse...

Caro João,
eu sou o primeiro anónimo e tenho de mostrar-lhe o como o seu orgulho patriótico não deve misturar-se com a constatação da realidade. Se nada mais, este artigo pecou por defeito porque a situação, se incluirmos o estacionamento selvagem e ilegal ou as ruas transformadas em discotecas a céu aberto então a situação "pintada" é muito cor de rosa.
Não é mais patriota do que eu e por isso não o magoa estes artigos mais do que mim. Mas conheço a realidade e não a escondo, com a esperança que esta quantidade de gente que gere o património público sejam mandados emigrar, e para bem longe.

Anónimo disse...

Acho um tremendo exagero, a "estética do abandono" e aspecto de pós-guerra.

Parece que está por todo o lado tudo a ruir, o que é um exagero. Falamos de uns 10-15% por cento do total da cidade.

Pelo que tenho lido, os turistas devem achar que Lisboa não passa do Parque Eduardo VII.


Anónimo disse...

O Sr. João Barreta deve ter visitado as Avenidas Novas de Marte, só pode...

Miguel de Sepúlveda Velloso disse...

Sr. João Barreta,

Lamento, mas a reportagem está muitíssimo bem feita e corresponde, tristemente à verdade:

- as ruas de Lisboa são um esgoto

- os tags invadiram a cidade, dando-lhe um ar de deileixo e de incúria

- há dúzias de palácios pór e pré-terramoto que estão em ruínas; ex: Palácio dos Marqueses da Ribeira Grande, dos Condes de Povolide, dos de Lumiares, Almada-Carvalhais, Barões de alvito, Quinta das Águias, etc, etc

- o lixo é despejado em qq esquina

- os prédios devolutos estão por todo o lado

- os passeios são um natural prolongamento do carro

- a vida nocturna está absolutamente fora de controlo; Santos, BA, Cais do Sodré, Bica, são no go areas, bebedeiras, dorga, lixo por toda a parte, jardins invadidos por hordas de selvagens, tagers a achar que a imbecilidade é arte,


Não esta reportagem pecou por ser demasiado lisonjeira. Lsiboa é uma sombra do que poderia ser.

Cumprimentos,

Miguel de Sepúlveda Velloso

PS: Veja os vários posts neste blogue, serie avenidas, postais da Baixa, Planeta EMEL e outros

PS": E sim a MONOCLE é vaga, fútil, superficial e inútil. O Tyler Brulé é um pavão

Anónimo disse...

Simplesmente não concordo com o artigo. Não é o que se escreve e descreve, é a sua forma. Como lisboeta sinto-me ofendido.
É só isso.

Anónimo disse...

Caro João,
devia sentir-se ofendido com o que se faz na cidade e pela total desqualificação deste executivo camarário. Mais do que ofendido devia sentir-se lesado, traído, enganado. O artigo peca por defeito.

Anónimo disse...

Não misturo as coisas. Interessa-me muito mais a política para a cidade do que a política na cidade. Não escrevi, nem defendi Executivo(s) Camarário(s). Só lamentei o "tom" daquilo que uma revista estrangeira escreve sobre Lisboa. Se acham que é justo e adequado tudo aquilo que se escreveu, estão, naturalmente, no vosso direito. Não confundo a Cidade com a Câmara.

Anónimo disse...

Caro João,
diga-o muitas vezes, alto e em bom som, para ver se se convence disso que escreveu.
Diga-me como se separa a política da cidade da política para a cidade: ou se auto-governa, fazendo auscultações populares cada vez que se quer passar uma medida ou então elegemos um executivo que o faça por nós. E infelizmente têm-no feito mal. Como consegue distinguir factos da cidade daqueles que os promoveram, provocaram, por ação ou omissão, ainda mais eleitos para a prossecução do bem público?
Consegue-se o que escreveu se estivermos no campo da mera filosofia mas vai perdoar-me a rispidez, de filósofos está o inferno autárquico cheio!

Anónimo disse...

O segundo anónimo, que obviamente não ofendeu nem difamou ninguém, nem levantou falsos testemunhos, conhece bem a parte histórica e central de Lisboa e pode garantir que a reportagem está muito, mas muito bem feita e que só marcianos podem afirmar o contrário. E não me interessam nada guerrinha tolas por ser um jornal espanhol.

Anónimo disse...

Perdão, o anónimo anterior (que é também o segundo), de início supôs tratar-se do jornal espanhol com o mesmo nome (ou semelhante), mas na realidade é um jornal boliviano. Mais uma razão para não se sentir ninguém ofendido por uns supostos nuestros hermanos.

José Ramos disse...

Gostava de dar umas voltas com algumas pessoas que comentam neste forum pela mouraria e arredores, e ficava satisfeito se a maior parte deles tivesse CORAGEM para sequer chegar a passer em certos sítios. Repito: coragem... para passear num centro histórico. nem quero falar de outros locais mais perifericos.
O artigo peca por escasso, e os comentadores só devem andar nas avenidas e no chiado.
O que me envergonha não é o artigo, é de facto de ele ser verdadeiro!´
É mesmo para ter vergonha.

Anónimo disse...

Só estranhei que fosse preciso uma revista Boliviana "coligir" um artigo para que emergissem todos estes sentimentos de "quase repulsa" pela cidade de Lisboa.
Existirão cidades melhores (diria, distintas) que Lisboa, mas custa ler que estaríamos perante uma cidade do pós-guerra e outras alarvidades que o artigo deixa transparecer. Se há coisa que ainda não chegou às Cidades é a perfeição, mas também o "ser humano" está longe de ser perfeito.

Anónimo disse...

O que quer dizer exatamente, caro João Barreta e qual a aplicação ao facto de um artigo ter denunciado o estado real e actual da cidade de Lisboa, que afinal já tem sido, por inúmeros anos, referido neste e noutros espaços?

Anónimo disse...

Quero dizer, em última instância, que segundo a opinião expressa por grande parte dos anónimos, só mesmo uma "troika" constituída por cidadãos, políticos, filósofos e "bloguistas", de outras cidades de outros países, poderá inverter o estado da cidade. Escrever verdade não merece castigo (antes pelo contrário!!), portanto daqui a 4 anos lembremo-nos disto e votemos (Governo, Autarquias, etc...)em quem diz as verdades. Mas desconfio que ninguém votou neste Governo, nem neste Executivo Camarário. Correto?

Anónimo disse...

Que muitos votaram neste executivo camarário é claro nos resultados que sairam das urnas. O que me parece é que as pessoas votaram nesta gente porque eles sempre lhes garantiram a continuação da impunidade e do nada fazer de significaivo para mudar a cidade, por mais impopular que seja.

James disse...

bem, este artigo é completamente tendenciosos, onde o foram arranjar?? deve ter sido escrito por um espanhol ressabiado, daqueles que não aceitam, a todo o custo, a existência da Portugal! Claro que Lisboa tem mts edifícios degradados, mas falar em cenário pós guerra, valha-nos Deus!! lol.

Helmántica disse...

Não me parece que a nacionalidade dos autores seja relevante para poder fazer uma análise correcta da situação urbanística de Lisboa (devem ser espanhóis embora o artigo fosse publicado num jornal Boliviano).
Ninguém tem dúvidas da existência de Portugal e sua independência de Espanha (em Espanha nem se fala disso).
Algumas linhas podem ter sido exageradas, não acho que seja uma cidade de pós guerra (afortunadamente nunca vi nenhuma) mas o contraste com algumas cidades espanholas com muitíssimo menos património é desolador.
Possivelmente a espanhola, seja a comunidade europeia mais numerosa em Lisboa, nem todos os espanhóis que trabalham por estas terras são burgueses, muitos são bolseiros ou trabalhadores transferidos de empresas espanholas para pagarem menos ordenado, assim, estes espanhóis tem uma vivência de Lisboa muito diferente, alguns vivem em estes prédios quase em ruínas, não entendem como numa cidade cálida passam frio dentro da habitação, loucura de trânsito, falta de ciclovias (desrespeito pelos ciclistas) etc.
Os cidadãos da União Europeia que residem em Portugal (Lisboa neste caso) podem (e devem) votar nas eleições autárquicas (pagam impostos), logo são participes de toda a politica urbanística e se por terem tido outra formação (nem melhor nem pior, mas diferente) podem aportar novas ideias que melhorem a vida dos habitantes de Lisboa, bem-vindas sejam.